Alitalia, aterrizaje de emergencia (El País)

March 6, 2017

Alitalia, la gran aerolínea que fue símbolo un día el esplendor internacional italiano, se ha convertido con los años en su opuesta y oxidada metáfora. La compañía, de la que dependen 12.000 trabajadores, se encuentra al borde de otra quiebra y, según fuentes sindicales, tiene dinero para aguantar un mes más. Su flota de aviones mengua, el personal busca una salida ante los inminentes despidos y las compañías low cost le arrebatan los pasajeros en su propia casa. El lunes se reúne el consejo de administración para aprobar un plan de reestructuración que le permita levantar el vuelo. Hay serias dudas. Pero si lo consigue, será la tercera vez en un década llena de turbulencias.

La aerolínea italiana es hoy una empresa demasiado grande para competir con las low cost, pero muy anticuada para el negocio de la liga de largo recorrido. La compañía es propiedad en un 51% de socios italianos ajenos al sector: principalmente los bancos Unicredit (11%) e Intesa Sanpaolo (20,5%). Ambos están cansados de inyectar dinero en una empresa que ha perdido en los últimos tres años más de 1.000 millones de euros y que no da síntomas de recuperación. Ni squiera después de que Etihad, compañía de los Emiratos Árabes, comprase hace tres años el otro 49% con la promesa fallida de su consejero delegado, James Hogan, de sanearla en poco tiempo. Visto el resultado, abandonará su puesto a mediados de 2017.

Pero el problema de la compañía no es nuevo, nació el día que el estado italiano la privatizó. Pese a que a finales de los años 90 ya perdía dinero, era una aerolínea bien posicionada en un mercado de vuelos de largo recorrido y tenía una flota de 175 aviones en los que viajaban 30 millones de pasajeros al año (hoy son 125, la mayoría de leasing, para 20 millones de clientes). Todas las grandes aerolíneas públicas pasaron a manos privadas en aquel periodo, pero Alitalia fracasó en todos sus intentos hasta ver disminuida su cuota de mercado de un 50% a un 25% (hoy es solo del 18%).

Artículo completo en El País

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