Compañías de bajos vuelos (levante-emv)

February 10, 2012

La reciente bancarrota de la compañía aérea Spanair, que ha dejado colgados a 83.000 viajeros, era la crónica de una muerte anunciada tras el cierre de su aliada Marsans y la peligrosa deriva que emprendió tras al grave accidente aéreo en el aeropuerto de Barajas. El cese de actividad de la firma catalana, abandonada a su suerte por la Generalitat tras inyectarle 140 millones de euros en ayudas públicas, forma parte de una larga lista de compañías que han dejado de volar durante las últimas décadas en España y que dejan muy dañada la imagen de la aviación comercial, un negocio clave para el sector turístico por su potencial para generar negocios y puestos de trabajo directos e indirectos.

Cuentan los expertos que las firmas de aviación, por razones de seguridad y también económicas, deben realizar ceses de actividad fulminantes. Casi sin avisar. A duras penas tienen tiempo para poder recolocar a sus pasajeros, quienes sufren las consecuencias de estos desastres junto con los empleados y los acreedores, principales víctimas en la liquidación de cualquier firma de servicios. Mientas se hunden empresas de capital español y otras preparan serios planes de reestructuración como Air Nostrum o Air Europa, algunas aprovechan el río revuelto para hacer ganancias. Es el caso de Ryanair, que no deja de crecer tal como constatan las cifras de la firma irlandesa de bajo coste, que acaba de cerrar 2011 como la aerolínea que más pasajeros llevó a España, con 17.076.081 personas, por encima incluso de Iberia, con cinco millones menos.

La irrupción de estas firmas y su agresiva estrategia comercial altera las reglas de juego en el competitivo mercado del transporte aéreo. Con todo, los problemas arrancan de lejos, antes incluso de la irrupción de las empresas de bajo coste. Las primeras compañías en cerrar fueron Spantax e Hispania (ambas con base en Baleares) allá por la década de los ochenta. Contribuyeron al desarrollo turístico de las islas al unir esta plaza turística de primer nivel en España mediante conexiones con diferentes destinos en toda Europa. Sin duda, estas primeras sociedades de capital español, al margen de la firma de bandera, contribuyeron a mejorar una actividad hasta entonces incipiente, pero fallaron en su plan de explotación y no pudieron sobrevivir por falta de tamaño.

Nota de completa levante-emv.com

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